Devocional Diario - Reflexiones Con Christian Sarmiento.

"Cómo se revela Dios a sus líderes"‏

“Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo:Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios” (Éxodo 3:1-6).

Mi oración hoy es que estemos conscientes como sus siervos que todo el tiempo, en cualquier lugar estamos en “tierra santa” y por lo tanto respondamos con actitudes e intenciones santas ante la mismísima presencia de Dios. La clave es la “consciencia de la presencia permanente de Dios”.

Pasos en la forma que Dios se revela y llama a sus líderes.

Dios se revela a persona que están ocupadas, personas diligentes, no hay líderes vagos: “Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios” (v. 1). “Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos” (Josué 1:6).
Dios utiliza acontecimientos inusuales en nuestra vida para llamar la atención de su líder: “Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía” (v. 2). “Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia ...Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos” (Hechos 16:6, 9).
Un líder no se queda quieto, está atento a cualquier acontecimiento para “tomarse la oportunidad que se le pueda brindar: “Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema” (v. 3). “El indolente ni aun asará lo que ha cazado; Pero haber precioso del hombre es la diligencia” (Proverbios 12:27). “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos” (Hebreos 2:1).
Dios responde a la diligencia de un líder, llamándolo, y el líder reconoce el llamado de Dios: “Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: !!Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí” (v. 4). “Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones” (Isaías 42:6).
El llamado de Dios a sus líderes tiene como pre-requisito la santidad de Dios, y por ende requiere la consagración total del líder para recibir la santidad de Dios: “Y dijo[Dios]: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es” (v. 5). “Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios”, Levítico 20:7; “porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo” (1 Pedro 1:16).
Dios se revela como la esencia de todo (“YO SOY”), se revela como el Dios que actúa en la historia por medio de líderes. Un líder reconoce ante quién está y no tiene otra opción sino humillarse, esperar, oír y poner en acción el llamado de Dios: “Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios” (v. 6). “Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro” (Deuteronomio 4:39). “No hay santo como Jehová; Porque no hay ninguno fuera de ti, Y no hay refugio como el Dios nuestro” (1 Samuel 2:2). “A fin de que todos los pueblos de la tierra sepan que Jehová es Dios, y que no hay otro” (1 Reyes 8:60). “Para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él” (1 Corintios 8:6).

Bendiciones,

Christian Sarmiento